Un grupo de mujeres, habitantes de la zona centro occidental de Medellín, denunció que en las últimas semanas se han presentado por lo menos seis casos de abuso sexual en esta zona de la ciudad. La repetición de los hechos genera angustia y un estado de amenaza en la población, pues según los testimonios de estas mujeres, el agresor continúa al acecho. Como Observatorio de Seguridad Humana replicamos esta denuncia con el propósito de contribuir a la prevención y autocuidado, como estrategia de seguridad para las mujeres. ¡Que respeten nuestros cuerpos, que respeten nuestras vidas!
¡NOS ESTÁN VIOLANDO!
Cada vez son más los casos y las cifras de violencia contra las mujeres en Medellín: feminicidios, violencia intrafamiliar y abuso sexual. Esta ciudad no sólo se encuentra asediada por las balas y la confrontación entre combos, también lo está por los abusadores y maltratadores de mujeres, día a día, noche a noche, sin que midamos su impacto social, familiar y personal. Hablamos de una realidad casi silenciada o abordada en la esfera pública de manera simplista y mediocre, especialmente cuando se trata de contextos donde la violencia urbana tiene un lugar común, al punto de invisibilizar el dolor que cargan las mujeres, siempre, más allá de nuestras fijaciones en un escenario barrial belicoso.
En las últimas semanas se han presentado por lo menos seis denuncias de abuso sexual en la Zona Centro Occidental de la ciudad, exactamente en San Javier, Santa Mónica y Santa Lucia. Se repite el hecho, se revive el dolor y se reactiva la angustia al pensar que el agresor continúa al asecho en cada madrugada ¿Cuántas veces más? ¿Cuántas víctimas más? Hemos repetido las características del agresor, sin miedo, por solidaridad y a modo de defensa, de prevención y de alerta para todas las mujeres del sector y de la ciudad: Hombre afro descendiente, estatura entre 1.85 a 1.90, contextura gruesa, cabeza rapada, labios gruesos y con aretes en sus orejas. Ataca en la madrugada a mujeres solas, lo hace con una navaja, les roba sus pertenencias, las viola, las humilla y las amenaza.
Han sido seis mujeres victimizadas, violadas, despojadas de su intimidad; la violencia ejercida en nuestros cuerpos, la brutalidad desatada contra nuestro territorio más entrañable. Nos encontramos desprotegidas frente a violencias arraigadas en un sistema machista y heteropatriarcal, donde domina la cultura de la violación, donde las autoridades son inoperantes en los casos de abuso sexual, donde la falta de empatía es la constante, donde la institucionalidad suele revictimizar, cargando a la víctima con el peso de la responsabilidad por un hecho atroz que bajo ninguna circunstancia debió ocurrir. No importa el lugar, la hora o la ropa, la culpa será siempre de quien agrede.
La sistematicidad de los casos, la revictimización y el peligro latente, nos llevan a levantar nuestra voz de protesta y de unidad en contra de la vulneración a nuestros cuerpos. Nos oponemos como mujeres a las múltiples limitaciones impuestas a nuestro derecho a la ciudad, a caminar con libertad por la calle sin importar la hora y el lugar, a movernos seguras en nuestros barrios, escuelas y hasta en nuestros hogares. No queremos tener miedo ni ser silenciadas, acusadas y hasta culpadas por las agresiones a las que estamos expuestas de manera cotidiana. No nos corresponde la vergüenza o la culpa, quienes deben llevarla son los agresores, que el señalamiento social y nuestro repudio sea para ellos.
¡Que respeten nuestros cuerpos, que respeten nuestras vidas!
Mujeres habitantes de la zona centro occidental de Medellín (San Javier, Santa Mónica y Santa Lucía)