Allí discutieron posibles formas de pensar la seguridad en las que se reconozca las pluralidad de violencias e inseguridades que estas implican, como también la capacidad de agencia de las comunidades para enfrentar de forma no violenta esas amenazas.
En la discusión, se advirtió que una provisión humanizada de seguridad implica resignificar el rol del Estado como principal responsable en la protección de las personas, y que no basta la mera enunciación de expresiones como “seguridad humana” y “derechos humanos” en los instrumentos de gestión de la seguridad.
Para el profesor Julián Muñoz, director del grupo "Esas nociones, como ocurre con los conceptos en la política son significantes vacíos que en sí mismos informan muy poco, y aunque entendemos que es preferible una política que los enuncie a una que no, consideramos que se deben llenar de sentido con acciones y estrategias orientadas a enfrentar las múltiples inseguridades que viven las personas en su cotidianidad.
La discusión, además, nos permitió precisar que se deben adelantar labores tendientes a cambiar la manera como la gente demanda cierto tipo de seguridad, reducida a la presencia de fuerza pública, a la vigilancia y al control. La labor de la academia, en ese sentido, debería ser la problematización de esas creencias sobre la seguridad y su provisión y mostrar que ella es algo más que policías, militares y video vigilancia, que a lo mejor proveer seguridad implica garantizar el bienestar y efectividad de los derechos de las personas."