Buenos días. Les doy la bienvenida a este evento que desde el grupo de investigación Conflictos, violencias y seguridad humana titulamos “Seguridad humana y paz total”. Saludo muy especialmente a quienes hacen parte del grupo y que hoy nos acompañan de manera presencial o que siguen la transmisión por el Facebook de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Este evento surgió de una de las sesiones conceptuales que el grupo tiene cada semana. Quisimos usar este espacio para compartir con otras audiencias asuntos a los que cada tanto volvemos en nuestras discusiones: ¿qué significa proveer seguridad?, ¿cuál es la seguridad relevante para las comunidades?, ¿qué seguridad es capaz de proveer el Estado?
El grupo de investigación “Gobierno y asuntos públicos” se sumó a su organización. Entendemos que la construcción de comunidad académica a lo mejor debe partir de reconocer lo que hacen nuestros colegas, antes de emprender búsquedas en otras latitudes. Espero que este sea el primero de muchos trabajos en conjunto entre nuestros grupos.
A continuación, me referiré a algunas capacidades y limitaciones del concepto de seguridad humana. Al final de mi intervención presentaré los paneles que siguen en el evento.
Instalación
- Capacidades y limitaciones del concepto
El Gobierno Nacional y los medios de comunicación han difundido borradores de reformas a la ley 418 o ley de orden público y al Código Penal y de Procedimiento Penal. Esas reformas sugieren una nueva forma de pensar y gestionar la seguridad, constituyen una nueva promesa de seguridad. Ya no se habla de seguridad nacional o de seguridad ciudadana, y se ha procurado desplazar el lugar de la guerra como mecanismo para proveerla, ya no vemos guerras contra las drogas, contra el narcotráfico o contra el terrorismo.
Ahora vemos como se quiere construir una narrativa conforme a la cual se hace una nueva promesa de provisión de seguridad, esta vez asociada a la seguridad humana, que amplía el campo de la seguridad y cuestiona visiones militaristas en esa materia, pero en esa ampliación de los marcos para pensar y gestionarla, reside su principal limitación. Lo planteado por el Gobierno Nacional representa un viraje en el enfoque, que pretende recoger las recomendaciones formuladas por la Comisión de la Verdad en términos de cambios en el modelo de seguridad y superación de la doctrina del enemigo interno que ha inspirado durante décadas la manera como se entiende y provee seguridad en nuestro medio.
A continuación, presentaré algunos elementos que espero permitan ambientar la discusión de los dos paneles que siguen. En primer lugar, aludiré a la capacidad crítica del concepto de seguridad humana, luego, me referiré a algunos de sus problemas en términos operativos, en las dificultades asociadas al diseño de políticas de seguridad con un concepto tan amplio, y finalmente, presentaré los paneles sobre la experiencia del Observatorio de Seguridad Humana, en el que participarán Gisela Quintero, Lina Zuluaga y Beatriz Hernández, y el conversatorio con Diana Rojas, Pablo Angarita y Didiher Rojas sobre la propuesta del Gobierno Nacional de paz total vinculada al enfoque de seguridad humana.
Las capacidades de la seguridad humana
Hay dos grandes fuentes para entender las inseguridades en la seguridad humana: el miedo y la necesidad. Es decir, una sociedad presa del miedo, que teme ejercer sus derechos es una sociedad insegura, como también lo es una donde la mayoría de las personas pasa hambre y donde reina la incertidumbre económica.
Creo que las ventajas de este concepto son, fundamentalmente dos: 1) que incluye nuevas amenazas como posibles problemas de seguridad, y 2) que reconoce y potencia las acciones desplegadas por las comunidades para proveerse seguridad de manera no violenta.
Respecto a la primera ventaja, la seguridad humana parte de una ampliación del campo de la seguridad y de una ruptura, al menos discursiva, con visiones militaristas como la planteada en la doctrina de la seguridad nacional. Como sabemos, el concepto de seguridad humana se formula en el seno de las Naciones Unidas y sugiere que los Estados y el mercado no son los únicos objetos a los que se debe referir la seguridad. El objeto referente primordial según esta visión son las personas, de ahí que las labores de provisión de seguridad solo pueden entenderse sobre la base de la protección a los derechos humanos, la construcción de paz y la generación de mejores condiciones de bienestar para las ellas.
La provisión de seguridad desde esta perspectiva nos propone una resignificación de las amenazas que podríamos definir como problema de seguridad. Por ejemplo, la destrucción de la selva amazónica como dijo el presidente Petro en su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, bien podría ser definida hoy como amenaza a la seguridad nacional, como también los desastres naturales vinculados a prolongadas sequías o temporadas de lluvias que arrasan todo. Este cambio en la manera como se mira la seguridad supone transformaciones en el modelo de seguridad, en las tareas de la fuerza pública, en la manera como se mide el éxito en esa materia y en general en el sector seguridad.
La segunda ventaja es que la seguridad humana contempla una particular manera de proveer seguridad desde arriba y desde abajo, es decir, una seguridad que asume al Estado como el principal responsable de prevenir y proteger frente a ciertas amenazas, al tiempo que reconoce las acciones y estrategias que las mismas comunidades despliegan para protegerse frente a las amenazas con las que conviven cotidianamente.
La seguridad humana entiende que las comunidades no son sujetos pasivos, que ante los notorios déficits de protección en contextos de violencia crónica y las amenazas que padecen a diario, enfrentan esas inseguridades de manera consciente (como vimos con estrategias como los “toques de salida” liderados por grupos de jóvenes y colectivos artísticos y culturales, para resistir a toques de queda decretados por grupos armados) o constituyen espacios seguros de manera indirecta como se mostró en una investigación reciente sobre provisión cotidiana de seguridad en parches musicales de Punk y Hip-Hop. Proveer seguridad en este sentido implica, por un lado, labores de protección a cargo del Estado y, por otro, promoción de las acciones de las comunidades. Desde esta perspectiva, el éxito de un programa o política de seguridad reside en el reconocimiento y la participación de las comunidades o personas que padecen las inseguridades cotidianas.
Desventajas y limitaciones de la seguridad humana
Veamos ahora algunas limitaciones o desventajas de este concepto y el enfoque que él posibilita.
La primera se refiere a la vaguedad e imprecisión a la que conduce cuando reconoce nuevas amenazas relevantes en términos de seguridad. Por la vía de una comprensión tan amplia de este campo de la política, y la idea de comprometer a las instituciones con acciones de tipo preventivo se podría pensar que si hay tantas dimensiones: alimentaria, ambiental, económica, salud, personal, comunitaria, política y otras que se han propuesto como la seguridad en términos de género y la seguridad para las mujeres, vemos que todas esas dimensiones comprenden en general los diversos campos de la política, con lo cual, si todo es seguridad, ¿qué no es seguridad? Es decir, si la provisión de seguridad humana implica un conjunto tan heterogéneo de campos a intervenir, si amenazas tan disímiles pueden ser definidas como problemas de seguridad, ¿cómo diferenciar este campo de otros en la política?
La segunda desventaja es de tipo práctico, y se refiere concretamente al diseño e implementación de políticas públicas. La experiencia de Medellín en este sentido puede servir para ilustrar cómo, aunque en 2015 se aprueba una política pública de seguridad y convivencia inspirada en el concepto de seguridad humana, cuando vemos los programas y las acciones propuestas para proveer seguridad, en realidad no se advierte una gran diferencia con visiones tradicionales en las que se prioriza el combate de estructuras criminales mediante la captura de objetivos de alto valor, o que entienden que un helicóptero patrullando es una acción que mejora la seguridad de quienes habitan una ciudad.
Esa política de seguridad al parecer no funcionó, y las dificultades no sólo se localizan en su implementación, también se han identificado problemas en su diseño. Si la seguridad humana se refiere a tantas amenazas, todas importantes, la multidimensionalidad y complejidad a la que apunta el enfoque que menciono, no parece dar pistas para priorizar problemas en escenarios donde la limitación de recursos es una condición ineludible para diseñar políticas.
En suma, las ventajas y desventajas de la seguridad humana residen en los mismos elementos: la multidimensionalidad y la ampliación del campo de amenazas a intervenir.
- Presentación evento
En el panel que sigue estarán las compañeras del Observatorio de Seguridad Humana de Medellín, Gisela Quintero (investigadora comunitaria); Lina Zuluaga (investitadora académica quien coordinó el Observatorio hace algunos años) y Beatriz Hernández (investigadora comunitaria).
Ellas presentarán la experiencia del Observatorio de Seguridad Humana y se referirán puntualmente a lo que en nuestro equipo de trabajo hemos entendido como diálogo de saberes y co-producción de conocimiento, expresiones que dichas sin contexto aparecen como palabras sin mayor sentido.
Gisela, Lina y Beatriz nos mostrarán que la seguridad humana desde abajo como enfoque y metodología ha permitido ver otras inseguridades en violencias que se habían opacado por otras como la homicida y en general las asociadas a la guerra en Medellín, pero no solo eso, la seguridad humana desde abajo también ha servido para construir conocimiento con las comunidades, reconociéndolas no sólo como objetos de estudio, sino sobre todo como sujetos con capacidad de agencia, cuyo conocimiento es esencial para entender y posiblemente superar algunas de las situaciones que definen las inseguridades que deben enfrentar cotidianamente.
En la parte final tendremos un conversatorio en el que participarán Diana Rojas, experta en políticas públicas de seguridad y profesora de las Universidades de Antioquia y EAFIT, el profesor Didiher Rojas integrante de nuestro grupo de investigación y coordinador del grupo “Gobierno y asuntos públicos”, y el profesor Pablo Angarita, investigador del grupo Conflictos, violencias y seguridad humana y uno de los fundadores del Observatorio de Seguridad Humana. En esta parte del evento, espero conversar con los invitados en torno a los desafíos de la promesa paz total y la seguridad humana como ruta para materializarla, a partir de los recientes anuncios de Gobierno Nacional sobre la necesidad de emprender negociaciones con actores armados, independientemente de que ostenten o no el rol de delincuentes políticos.
Podrá encontrar la trasmisión completa Aquí